17/3/11

ESCRIBIENDO SILENCIOS I

(PODEROSA MAGIA)

Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Una leona a orillas del mar, sentada en la arena.
Sus ojos directos al reflejo de la luna, mirando como ondeaba el contorno sobre el agua y se desarmaba y se volvía a armar.

Una leona que le dice al reflejo de la luna: “Me gustaría ser como tú, que vives lejos de aquí, pero tu sombra también tiene vida”

Una luna que serena, omnisciente, y magnánima; envía a un pez con un soplo de su alma, para decirle a la leona: “Yo soy, porque tus ojos me dan vida y tu espíritu me regala poesía que mi sombra bebe para seguir brillando, y encantando las palabras de aquellos que creen en mi magia”

Una leona que se queda escuchando el ir y venir de las olas, ignorando al niño desnudo que maravillado ante tal situación, deja su lanza a un costado y empieza a escribir en la arena lo que estaba presenciando.

Pasaron muchos años de ésta historia y yo, algún día se la contaré a mi hijo; y le diré entonces que una noche, un niño vio magia poderosa y empezó a escribir en la arena: “Había una leona mirando el mar y su sombra empezó a reflejarse en la luna y jamás partió de allí…”




6/3/11

MEMORIA URGENTE DE UN INSTANTE Y UN AYER

   
Autor: © Jesús Alejandro Godoy

El mañana paciente y algo envidioso vira su mirada a mi hoy, y se restriega del cabello los ayeres marchitos que dejan ya de murmurar los recuerdos que he dejado rezagados en esos rincones que jamás volveré a visitar; y yo, en silencio voy caminando por las decisiones que he tomado, y cambio mi historia, los días que han de venir y lo que mañana se recordará de mí; y creo, que no hay más nada, nada hay después de este instante, porque no sé si estaré, no lo sé.
Recíprocamente le sonrío a la muerte que llevo a mi derecha, y acaricio a la vida que llevo a mi izquierda, y ambas me hablan seductoramente de lo que existe para mí; y yo, les respondo simplemente que voy caminando por los sueños que he soñado ayer y que presuroso estoy de realizarlos, de encontrarme con ellos en mi efímero paso por aquí; por que no hay nada después de este instante, no sé si estaré, no lo sé.
Y algunos amores se van, y desde esa distancia prudente donde ya sabes que no hay vuelta atrás me saludan y me desean lo mejor que me pueda traer la vida, las alegrías en palabras que me pueda hacer escuchar el viento y los momentos de éxtasis más exquisitos que me pueda regalar lo carnal; y yo, les cuento que simplemente no retengo a nadie pues el amor no es mío y siempre retorna de donde ha venido y desde donde habrá de visitar a otros enamorados alguna vez; porque no hay nada después de este instante.
"¿Acaso creías que todo era seguro?" me pregunta ese anciano que se refleja en mi rostro, y que ya ha vivido tantas lunas y tantos soles que parecen solamente ponerse para él.
"¿Acaso creías que los días cobijaban tu vida, mientras que era completamente al revés? Porque no se vive una vida, sino que en la vida nacen y mueren muchas vidas" dice ese anciano que lleva algunos tantos días más que aquellas ánimas que lo saludan al pasar; y yo, le respondo que no soy más que un suspiro de las intenciones de Dios y la memoria urgente que se recuerda a sí misma que no es beneficioso olvidar el milagro de este momento, pues no habrá otro igual, jamás.
El anciano me mira mientras el sol va cayendo, y aprovechando la vida nos vamos caminando hacia un mañana que no nos pertenece aún, porque le digo que no hay nada después de este instante y no sé si estaré, no lo sé...