9/2/11

VUELO (Plegaria a Mis Padres)

  
Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Déjenme soltarme, aunque mis manos luego busquen a tientas esas ambiciones que nunca alcanzaré.
No me priven de esconder de mis labios las palabras más incorrectas para hablar luego las palabras grandes y transparentes; ésas donde la verdad se esconde.
Déjenme en soledad ante mis fantasmas pero no se alejen de mí. Átenme a mis errores porque con ellos trazaré mis caminos, pero no me juzguen durante mi tiempo de aprendizaje. Vean mis pasos y cuéntenlos si así lo desean; más, no escriban sus argumentos sobre mis huellas errantes porque cada cual plasma su destino.
Ríanse y destrocen con sus comentarios mis alas, pero siempre me verán desplegándolas donde se alza el viento que me lleva al cielo que siempre he soñado.
Tomen mis manos y si quieren protejan mi cabeza, pero no cubran mis ojos de los errores porque sé que cuando ya no exista nadie que me cobije, no habré aprendido nada valioso, si no he errado y contado a mansalva mis heridas.
Déjenme fallar cuanto pueda y por el tiempo que sea necesario, pero no aplaudan mi insensatez ni mi ignorancia porque jamás querré que aquellos a quienes amo o amaré se vuelvan contra mí, y me transformen en carne de desperdicio. Pero… ¡hay de mí si se vuelven como yo! Preferiría que mi cabeza sea estacada y paseada frente a todos aquellos que optaron por vencer sus limitaciones sin saber si algún día llegarían a buen puerto.

Contemplen mis movimientos más desacertados, pero jamás me digan que deje de caminar.

A nadie creeré cuando me digan que la muerte por mis propias manos es muestra de valentía y una digna solución a todos los problemas porque sabré que no es verdad, y jamás lo será, mientras miro a esos indigentes que se transforman en reyes paseando sus luchas junto a mi puerta e invitándome a unirme a sus noches de derrotas en pie, esperando una oportunidad para dar un paso hacia un nuevo desafío.
Síganme en mi escalada, y vean que aún desesperado, la única verdad que sabré es la que dice que yo puedo llegar más allá de lo que otros opinan de mí porque jamás existirá en esta tierra que hoy piso, nadie que pueda decirme cuanto valgo cuando mis ojos se abran cada madrugada dispuestos a encontrar nuevos caminos.
Mírenme volar entre tormentas y desconfíen de sus sentidos cuando mis alas se desplieguen como potentes y orgullosos pilares donde habitan mis palabras grabadas a fuego, hablando de todo lo que he sido, lo que soy y lo que seré.
Déjenme en soledad, pero jamás dejen de guiarme, porque aunque sea único e irrepetible, en mi cielo todavía quedan muchas estrellas por contar.
Vean qué difícil es mi camino, y déjenme transitarlo bajo las sombras de la intolerancia y la incertidumbre; a cambio, yo les mostraré que al final de mis pasos me verán transformado en los sueños que siempre he deseado, y seré tan grande y tan fuerte, que ni todas las sonrisas ni las alegrías del mundo cabrán en sus corazones.
Déjenme vagar entre sombras, porque este es mi momento, y nunca cejaré ante los pensamientos propios o ajenos que quieran ver mi cuerpo consumido por gusanos, porque he venido a cumplir mis sueños y mis anhelos y hoy no tengo planeado visitar los cielos, sin intentar hacerlos realidad.
Miren mi tiempo hablen de mi momento que ya ha empezado; y que aquellos murmuren que no he de poder hacerlo, porque las palabras de aliento son mis caminos y las palabras desalentadoras mis motivos para seguir.

Déjenme vagar como pueda, suéltenme al viento de lo nuevo y lo desconocido, porque he nacido para ser ciervo de todos, porque he nacido para ser rey de mis victorias.

Hablen de mi vuelo, hablen de mi tiempo… porque éste, es mi momento.

No hay comentarios: