Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Miren nubes mi andar errático que marca la única perdición que encuentro dentro de mí, que me detiene y me obliga a quedarme sentado junto a estos fantasmas de ojos negros, que con temor, miran los desperdicios de sus recuerdos y se preguntan dónde se encuentran; miren nubes, que ya escucho esas buenas nuevas que canta el rocío, y me dicen que quizás un día la niebla me envolverá y me posará sobre un relámpago, y juntos recorreremos el mundo, dejando tras de sí, solamente una luz de colores repleta de misterios.
Lugares que he andado, ahora que mi boca vacía de dientes está y mi lengua se ha dormido para nunca más despertar, es que comprendo que yo los moldeaba y les daba vida y no, ustedes, lugares, a mí.
Sitios ajenos a mi presencia por donde he dormido, trabajado; por donde mi sombra aun se pregunta adónde me he ido; lugares, ya no me aprisionen y no retengan mis recuerdos ni mis cosas ni mis ganancias, por que ya ven, que aquí, desnudo, entregado y solo, iré a bañarme de luz, a reír todas las alegrías y a llorar todos las yerros; lugares, váyanse sin mí, que lo que ustedes tienen, no me sirve para pagar las deudas que ahora tengo con esos, que no sé por qué, se aparecen en mis sueños y tocan mi rostro por las noches para que no los olvide.
Amores sexuales y fiestas sin control que aún me hacen reír al recordarlas, sé que todo fue mágico para remendar algunas soledades y algunos espacios en mi vida; me despido ahora sabiendo que no todas las olas mojan el alma aunque pertenezcan al mismo mar.
Espacios, mundo, abismos cavernas y misterios; perdónenme si no los he recorrido por completo, es que siempre fui temeroso de dejar mi espacio... y ahora que lo dejo, río y lloro, al saber que mi espacio era el mundo.
Ángeles centinelas que ahora me espabilan, y me sorprenden con sus historias; no dejen que parta sin antes devolverle al viento todas sus historias y secretos; no dejen que me vaya sin retornarle a mis caminos todos sus pasos y sus sinsabores; centinelas que ahora me espabilan, que me llaman, que me nombran y que me dicen que todo está presto para traspasar algún umbral... no me dejen partir, sin agradecer todos los alientos y perdonar todas las heridas
...Es vida, que ahora me pregunto: ¿Esto es la muerte?
Y me vuelvo niño, y ya me hago invisible como antes, y digo adiós a todos mis equipajes y me voy a pedirle al mar, que me lleve sobre sus olas, por que quiero ser como esa ave, que un día cerró sus alas en pleno vuelo, y se dejó caer en paz; por que todo, estaba hecho y cumplido.
Lugares que he andado, ahora que mi boca vacía de dientes está y mi lengua se ha dormido para nunca más despertar, es que comprendo que yo los moldeaba y les daba vida y no, ustedes, lugares, a mí.
Sitios ajenos a mi presencia por donde he dormido, trabajado; por donde mi sombra aun se pregunta adónde me he ido; lugares, ya no me aprisionen y no retengan mis recuerdos ni mis cosas ni mis ganancias, por que ya ven, que aquí, desnudo, entregado y solo, iré a bañarme de luz, a reír todas las alegrías y a llorar todos las yerros; lugares, váyanse sin mí, que lo que ustedes tienen, no me sirve para pagar las deudas que ahora tengo con esos, que no sé por qué, se aparecen en mis sueños y tocan mi rostro por las noches para que no los olvide.
Amores sexuales y fiestas sin control que aún me hacen reír al recordarlas, sé que todo fue mágico para remendar algunas soledades y algunos espacios en mi vida; me despido ahora sabiendo que no todas las olas mojan el alma aunque pertenezcan al mismo mar.
Espacios, mundo, abismos cavernas y misterios; perdónenme si no los he recorrido por completo, es que siempre fui temeroso de dejar mi espacio... y ahora que lo dejo, río y lloro, al saber que mi espacio era el mundo.
Ángeles centinelas que ahora me espabilan, y me sorprenden con sus historias; no dejen que parta sin antes devolverle al viento todas sus historias y secretos; no dejen que me vaya sin retornarle a mis caminos todos sus pasos y sus sinsabores; centinelas que ahora me espabilan, que me llaman, que me nombran y que me dicen que todo está presto para traspasar algún umbral... no me dejen partir, sin agradecer todos los alientos y perdonar todas las heridas
...Es vida, que ahora me pregunto: ¿Esto es la muerte?
Y me vuelvo niño, y ya me hago invisible como antes, y digo adiós a todos mis equipajes y me voy a pedirle al mar, que me lleve sobre sus olas, por que quiero ser como esa ave, que un día cerró sus alas en pleno vuelo, y se dejó caer en paz; por que todo, estaba hecho y cumplido.

3 comentarios:
SIEMPRE SERÁ UN PLACER LEERTE.
ABRAZOS
YOLY
Muchas gracias Yoly por tu mensaje y muchas gracias por pasar por mi blog.
Saludos y que sigas muy bien.
Que buen articulo, me ha gustado bastante conocer tu blog.
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