“(…) Tendrías que saber, que algunos silencios se tejen con palabras que jamás serán habladas, que hacen que sueños se transformen en certezas y heridas en esperanzas. Tendrías que saber, que algunos silencios hablan del amor en todo su arte, de la felicidad en soledad y de la entrega sin esperar nada a cambio. Tendrías que saber que algunos silencios, son guardianes de instantes de otras vidas y que de vez en cuando, se tejen con palabras que jamás serán habladas…”
Hoy, a mis caminos los ha llamado la fortuna, para saciarse de mi constancia y de todo aquello que he dejado atrás sin arrepentimiento.
Hoy, le he legado a tus ojos mi paciencia, y a tu sombra algunos abrazos que jamás di.
Al viento le he dicho algunas palabras que nunca otorgué para que te cuiden en tus madrugadas y a esa luna inmensa que he visto alguna vez, le he otorgado algunos secretos que me darán algunas esperanzas cada vez que mi mente vague por tu cuerpo.
Y para vislumbrar la magia que existe aún en todo lo que ha sucedido, le he dejado a Dios mi memoria, para que en mis últimos días, me recuerde que he sido feliz en esos días en los que tu voz amaba mi nombre.
Hoy, le daré a mi destino otro nombre que aún no he pensado, porque luego de que mi caminos te hubieron disfrutado, yo me que he quedado a la vera de algunas preguntas… que sabes, no sé si algún día tendrán sus respuestas.
Hoy, te agradeceré por siempre, el momento en el que empecé a ser feliz…
“Cuando finalmente comprendí la simpleza de las cosas, fue cuando ya no necesitaba de ellas. Cuando advertí la importancia de los momentos, fue cuando ya no tenía a nadie con quien vivirlos. Cuando vislumbré el secreto del amor, la soledad ya era portadora de mi aliento; y, cuando supe lo imprescindible de la vida, fue que ella cerró mis ojos y abrió mi alma, para guardar algunos secretos que todos sabremos algún día…”
"(...) Amigo, cuando sea hora de partir, no digas adiós a los caminos, pero sí a las distancias; no digas adiós al amor, pero sí al cuerpo que lo ha vivido; amigo mío, no digas adiós a la magia, pero sí a los trucos; y no digas adiós a la vida, pero sí al tiempo que duerme en ella; amigo, no me digas adiós, sólo vive el asombro que habita en el reencuentro" (Diario de un Inmortal)
"Todos hemos venido aquí a servir, nadie está exento de eso que sucede entre nosotros y que se refleja a través nuestro como talentos y dones que los demás desean, admiran y celebran; pues lo que hagamos con ellos, generan decisiones y cambios en las personas en cuyos caminos nos hemos cruzado... Y a la hora de partir, esa magia de Dios vivirá, y nuestra memoria se guardará en sus vidas"
"Cuando sueñes, que tu imaginación te lleve a la creación de cosas que jamás se han intentado. Cuando te detengas, que sea para evaluar los nuevos caminos que has de seguir. Cuando lamentes tus fracasos, que sean los peldaños que te lleven a ganar. Cuando niegues, que sea la expresión en la que estás dispuesto a no dejarte vencer. Cuando te rindas, que sea cuando te entregues en manos de Dios, y con la paz que deja todo lo que se ha intentado y se ha creado"
"A lo soñado siempre llega una parte imprecisa de mí, ya que algo de mi ser va muriendo en la búsqueda; sin embargo, cuando renuevo mis caminos, renazco para hacer nuevas todas las cosas y crear días por venir; y así una y otra vez, hasta que un día, sea mi alma auténtica la que llegue a destino; ése día será el final de una historia, porque al fin volveré a mi verdadero hogar y seré feliz… hasta la próxima vez"
“… Irremediablemente te digo, hombre que no puede morir, que nacimos para ser renovadores de ansias, perseguidores del mañana y embusteros de destinos. Irremediablemente te digo, que nacimos para ser tenidos en cuenta y jamás olvidados, que nacimos para naufragar en nuestra alegría, hasta que sea el momento de partir; y luego regresar, para aprender una vez más todos esos detalles que hacen que la vida sea un efímero momento en la eternidad de los que saben navegar en sus aguas…” (Diario de un Inmortal)
"(...) Porque a los ojos de los que saben soñar, lo imposible se vuelve desafío, el fracaso enseñanza, y la muerte esperanza; saben que lo más valioso, duerme en el misterio de la simpleza y su voz es escuchada por los que admiran lo esencial, mientras que los que persiguen lo que es del tiempo, sólo escuchan su eco..." (Diario de un Inmortal)
"Los corazones que mueren amando y beben de las sombras de la soledad, son los corazones que renacen en la sabiduría del amor y no en el placer que vive en él; y ya victoriosos, empiezan a ver los detalles que se esconden en las palabras que dan vida y en las caricias que hablan de la fe de amar"
“Que lo imposible pierda su nombre y lo menguante desaparezca a mi paso; que mis ojos se adapten a todos los caminos y en ellos, sepan ver todas las oportunidades. Que mi cuerpo se venza luego de haber perdido o ganado, pero que se venza solamente luego de haber luchado hasta lo último. Que lo imposible pierda su nombre, porque voy allí, donde hago nuevas todas las cosas, ya voy allí...”
"La herencia de la cobardía, es la que hoy repta por mi mente y me dice todo eso que pude haber logrado o hecho. El legado de la valentía es el que hoy se duerme junto a mí; y junto a Dios, vuelve a imaginar otras latitudes imposibles, que cuando abro los ojos a la vida se vuelven tan posibles como las madrugadas en las que decido cambiar mis caminos, mis opciones, y mi destino"
"He dejado vagando mis ganas a la vera de mis oportunidades; no por iluso, ni por descuidado; es que mi corazón se ha quedado a tu lado y ya no quiso más partir, y mi sombra rebelándose al aura de mis movimientos, se ha ido a implorar a Dios, por lo días por venir; no para vivirlos ni para contemplar los segundos, sino, para que tú estés siempre en ellos y jamás te apartes de mí"
"Mujer que hechizas todos los momentos por donde vas y dejas temerosos y sin aliento a aquellos que adoran enamorarse de tu recuerdo; jamás me dejes, no me apartes de tus caminos, que yo, habito en la inspiración que me da tu cuerpo y la valentía de tu constancia"
“Una madrugada, desearía toparme con las confidencias que por las noches le hace mi alma a las estrellas, para saber de qué estoy hecho; para saber, qué hago aquí…”
"La realidad solamente es mágica cuando los ojos que la ven,encuentran paz y esperanza, aún en el dolor".
"Dejar de persistir, dejar de intentar; es negar el misterio, por el cual estamos aquí". (Diario de un Inmortal)
"Lo impredecible, transforma las almas; lo seguro y fácil, las atonta y las vuelve holgazanas".
"De vez en cuando huyo de mí; no por temor, sino para ver en perspectiva el como me alejo por un momento de un íntimo enemigo".
"Incesantemente, intempestivamente, voy hablando de muerte, para buscar sentido único e irrepetible en la vida".
"A veces la mera intención de explicar la magia del niño que fui, enluta las esperanzas del adulto que soy".
"Magníficamente, a veces, la magia desatiende los límites de su creador, y se vuelve milagro a los ojos de aquellos que buscan esperanzas y un nuevo resurgir que no necesite explicaciones; salvo tal vez, la tentativa de lo inexplicable"
"Las consecuencias de ser indultado por los sueños que no fueron, no es el fracaso, sino, la humildad de conocer mis límites y el poder de recomenzar mis caminos con más sabiduría"
"He dejado de maldecir al fracaso porque lo he visto cambiarse a oscuras, y su desnudez era idéntica a la oportunidad y su piel olía a sabiduría..."
"Déjate abrumar por el fracaso para saber en qué dirección va el éxito; déjate devorar por la inacción para que la acción te despierte violentamente. Sáciate completamente de soledad para descubrir los detalles importantes del amor; entrégate a las fauces de la vida y dale tu cuerpo y tu alma como alimentos, para empezar a comprender, cual es el verdadero propósito de la muerte"
"No es lo que no he tratado de hacer, sino, todo lo que he hecho e inconcluso está; no son los amores que no fueron, sino, aquellos amores que han tocado mi alma y no he sabido reconocer. No es el Dios que no he hallado, sino, al que siento en cada detalle de mi existencia, y aún así, lo sigo buscando fuera de mí..." (Diario de un Inmortal)
"...Entonces aprendí, que algunas distancias se parecen al olvido que viaja en el viento; y otras, son como lazos que sueñan con los corazones que aman la felicidad que habita en lo invisible" (Diario de un Inmortal)
"Cuando el amor pasajero retuerce, descalabra, revuelve y parece descuartizar el alma, en realidad la está modelando para el amor real"
"La curiosidad que vive en la ignorancia, es el secreto de las mentes brillantes que tratan de alcanzar lo imposible"
"Envidiar, es retacear nuestra imaginación para lograr lo que deseamos y pensamos que no está a nuestro alcance"
"La lejanía incesante que aterra a los que se quieren, es la bendición que pone a prueba y fortalece a los que verdaderamente se aman"
"Aquel que ha matado mis sueños y esperanzas, ahora va por la vida encorvado llevando el peso de sus muertos"
"A la luz de todo, creo que no es lo que hace el hombre estando frustrado; sino, lo que hace, no pudiendo superar la frustración"
"Ciertamente, no todos mis caminos vivirán, pero sí mis esperanzas. Sé, que no todos mis sueños se mantendrán, pero sí mis convicciones. Tal vez, no todas mis oportunidades probaré; pero sí, seguiré inventado posibilidades, para que en ellas, y pacientemente, se vislumbren los motivos exactos, del porqué cada día renazco para hacer nuevas todas las cosas"
"El verdadero amor llega a los corazones para moldearlos como finos y exquisitos diamantes; se las ingenia para llegar a las almas que han aprendido a distinguir la magia de los trucos, la confianza de la obsesión, la entrega del control y la libertad del libre albedrío; y, hace sentir especiales a los que han comprendido que en su silencio, Dios habla a través de él"
"Dios, que a la hora de partir me encuentre el silencio hablando de todo lo bueno que he dejado y todo lo malo que he vencido; que me sorprenda con el corazón repleto de los detalles que hacen a la verdadera felicidad y el alma dispuesta a viajar hacia mi hogar. Dios, que a la hora de partir, las lágrimas se transformen en esperanzas de lo nuevo; y los recuerdos, en lo bello que fue mi paso por aquí"
"Empezar a tomar decisiones en nuestra vida, es el comienzo que nos transforma. Hacer lo que uno decidió, es el mensaje directo a Dios, de que vamos en serio. Y lograrlo; es el legado que le dejamos a los demás, de que todo comienza, todo empieza y cambia, solamente con una simple decisión..."
"El desconcierto y la desorientación luego de fracasar, no son necesariamente indicativos de no saber qué hacer; solamente es el violento movimiento del alma, que se sacude la carga de las lamentaciones y de la autocompasión, para volver a retomar esos caminos que un día la llevarán a deleitarse con todo lo que ha aprendido en su viaje"
“Todas las almas nacieron para ser retadas; todas están aquí para sufrir desconcierto e humillación; y ni aún en sueños, cuando se liberan del cuerpo que las cobija dejarán de desconocer el miedo, y el sacrificio, pues la vida siempre desea saber de qué están hechas; y al final del camino, abrazar a los que lo han intentado, saludar a los que lo han logrado y entregarse a los que lo han superado”
Resistiendo el cambio, los días dejaron de asombrarme; y sin el asombro perdí la magia de los detalles. Perdiendo la magia ignoré lo necesario, y sin lo necesario lo importante se apartó de mí. Y entre cavilaciones, opté por resguardarme en un rincón. Hoy cuentan de mí, que soy un fantasma que aterra una casa, no es verdad; yo, sólo estoy esperando a que todo cambie. (Diario de un Inmortal)
…Cuando el lobo finalmente sintió que su corazón se libraba de pesares y tristezas, miró la luna detenidamente como tratando de alcanzar algún secreto que ella guardaba. Estuvo así largo rato.
-¿Qué haces? –le preguntó un oso que acertaba pasar por ahí rumbo al primer río donde sabía, tendría buena pesca de truchas-.
-Miro la luna porque en ella he guardado todos mis lamentos. La miro porque en mis momentos de felicidad y buenas nuevas, ella me recordará que en su memoria lleva mis tristezas y llantos, y eso, no dejará que me confíe en mis alegrías –le respondió y bebiendo un sorbo de agua helada agregó-: porque, ¿qué es la vida sin el equilibrio que le da su nombre? ¿Cómo sabré disfrutar mis exquisitas alegrías sin antes haber devorado mis más amargas vivencias que parecen llevarse toda esperanza? Es por eso que miro la luna, amigo oso, porque ella me recordará mis lamentos y así podré disfrutar sabiamente mis alegrías.
El oso lo miró y nada dijo; solamente, le hizo una breve reverencia y prosiguió su camino siguiendo el caudal del pequeño arroyo que corría cerca de sus patas y se perdió en las penumbras, muy cerca de una enorme roca blanca que parecía tener forma de elefante. Varias estrellas fugaces se dibujaron sobre algunos de los árboles del bosque; desde el abedul que se doblaba ligeramente por el viento se escuchó una voz:
-La luna está llorando -dijo el búho.
-Tal vez así no nos sentiremos solos cuando también lloremos –dijo el lobo y se sentó bajo la rama del abedul donde reposaba el búho.
Juntos se quedaron mirando el cielo, pensando en sus lágrimas, sus silencios y en lo que habría de venir.
a la vera de un arroyo donde se reflejaba la silueta danzante de la luna, levantó su mirada a las estrellas y aulló por vez primera.
-¿Pero qué diablos haces? -lo increpó un búho desde la rama de un abedul-
-Lloro por lo que vendrá -le respondió, y mirando la luna agregó-: porque cuando llegue a mí, no me detendrán mis lágrimas, ni mi pesar, sino, que usaré esos malos momentos para invocar nuevos intentos y seguir en mis caminos-.
El ave lo escuchó en silencio. Cerró los ojos y nada dijo mientras el lobo blanco lloraba.
-¿Sabes?–dijo mi maestro mirando ciertamente algunas estáticas estrellas que parecían mecerse bajo el cielo nepalés que nos cubría-, cada alma que existe en el planeta tiene un secreto con alguna de ellas –y señalando a lo alto, sonrió-, y así como los secretos más burdos, extraños, dolientes, valerosos e inconfesables se pierden en el éter del cielo, así ellas nos entregan su silencio eterno como paga constante a nuestras palabras, esas, que jamás deberían haber sido habladas –dio unos pasos hasta el borde de la muralla, donde mas o menos cerca, una de las miles de antorchas emplazadas que iluminaban la noche era azotada por el viento; suspiró levemente, y con evidente alegría miró a un enorme tigre blanco, que desde lo bajo, seguía sus movimientos con atención. Volteó y sonriendo añadió-: Porque ¿Qué son los secretos, amigo mío, sino esa parte misteriosa de nuestro espíritu que nos recuerda que tenemos un pasado y tal vez un futuro, que a veces nos desalienta o a veces nos vuelve invencibles? Todos los secretos que guardamos en el alma, son revelados cuando ella se favorece del secreto inmenso que guarda el Maestro a través del espacio y del tiempo, y en total libertad y sin miedos, recibe respuestas a todas sus preguntas… respuestas que nuestra mente jamás aceptará, hasta que nosotros mismos pasemos a formar parte del gran secreto de la vida-. -¿Y cuando será eso? –pregunté. -A partir del primer instante en que te sea revelado el gran secreto de la muerte –respondió-. Me acerqué al borde de la gran muralla. Palpé levemente la piedra mohecida, y miré a ese enorme tigre blanco que parecía un aparecido titán venido desde algún cuento de hercúleos dioses. -¿Qué hace un animal así aquí? –le pregunté a mi maestro-. -Ha venido a enseñarnos el arte de la vida –respondió. Miré a mi mentor con desconcierto: no podía concebir ni en mis más desopilantes sueños, el que un enorme tigre blanco, (tal vez creado para ser un asesino perfecto), me enseñara algo sobre la vida. -¿Y cómo un animal así puede enseñar algo sobre la vida? –insistí en mi pensamiento. Mi maestro sonriente palmeó mi hombro y dijo suavemente: -eso… es un secreto…
Una leona a orillas del mar, sentada en la arena. Sus ojos directos al reflejo de la luna, mirando como ondeaba el contorno sobre el agua y se desarmaba y se volvía a armar.
Una leona que le dice al reflejo de la luna: “Me gustaría ser como tú, que vives lejos de aquí, pero tu sombra también tiene vida”
Una luna que serena, omnisciente, y magnánima; envía a un pez con un soplo de su alma, para decirle a la leona: “Yo soy, porque tus ojos me dan vida y tu espíritu me regala poesía que mi sombra bebe para seguir brillando, y encantando las palabras de aquellos que creen en mi magia”
Una leona que se queda escuchando el ir y venir de las olas, ignorando al niño desnudo que maravillado ante tal situación, deja su lanza a un costado y empieza a escribir en la arena lo que estaba presenciando.
Pasaron muchos años de ésta historia y yo, algún día se la contaré a mi hijo; y le diré entonces que una noche, un niño vio magia poderosa y empezó a escribir en la arena: “Había una leona mirando el mar y su sombra empezó a reflejarse en la luna y jamás partió de allí…”
El mañana paciente y algo envidioso vira su mirada a mi hoy, y se restriega del cabello los ayeres marchitos que dejan ya de murmurar los recuerdos que he dejado rezagados en esos rincones que jamás volveré a visitar; y yo, en silencio voy caminando por las decisiones que he tomado, y cambio mi historia, los días que han de venir y lo que mañana se recordará de mí; y creo, que no hay más nada, nada hay después de este instante, porque no sé si estaré, no lo sé. Recíprocamente le sonrío a la muerte que llevo a mi derecha, y acaricio a la vida que llevo a mi izquierda, y ambas me hablan seductoramente de lo que existe para mí; y yo, les respondo simplemente que voy caminando por los sueños que he soñado ayer y que presuroso estoy de realizarlos, de encontrarme con ellos en mi efímero paso por aquí; por que no hay nada después de este instante, no sé si estaré, no lo sé. Y algunos amores se van, y desde esa distancia prudente donde ya sabes que no hay vuelta atrás me saludan y me desean lo mejor que me pueda traer la vida, las alegrías en palabras que me pueda hacer escuchar el viento y los momentos de éxtasis más exquisitos que me pueda regalar lo carnal; y yo, les cuento que simplemente no retengo a nadie pues el amor no es mío y siempre retorna de donde ha venido y desde donde habrá de visitar a otros enamorados alguna vez; porque no hay nada después de este instante. "¿Acaso creías que todo era seguro?" me pregunta ese anciano que se refleja en mi rostro, y que ya ha vivido tantas lunas y tantos soles que parecen solamente ponerse para él. "¿Acaso creías que los días cobijaban tu vida, mientras que era completamente al revés? Porque no se vive una vida, sino que en la vida nacen y mueren muchas vidas" dice ese anciano que lleva algunos tantos días más que aquellas ánimas que lo saludan al pasar; y yo, le respondo que no soy más que un suspiro de las intenciones de Dios y la memoria urgente que se recuerda a sí misma que no es beneficioso olvidar el milagro de este momento, pues no habrá otro igual, jamás. El anciano me mira mientras el sol va cayendo, y aprovechando la vida nos vamos caminando hacia un mañana que no nos pertenece aún, porque le digo que no hay nada después de este instante y no sé si estaré, no lo sé...
Había un hombre que era malo. No era malo por que no compartía sus cosas. Era malo por que todos decían que no compartía lo mejor que tenía. Era malo por que a todos les había dado sus posesiones, pero no la voluntad de obtenerlas. Era malo por que a todos les había otorgado su tiempo, pero no las vivencias que se encerraban en él. Era malo, por que a todos les había regalado el arte que hacía con sus manos, pero no les había dado el don que poseía. Era malo por que les había otorgado los castillos que había construido piedra por piedra, pero no, el conocimiento para erigirlos. Era malo por que les había regalado varias fotografías donde se lo veía en todas las partes del mundo por donde había viajado, pero no les había dado la pasión por hacer cosas. Era malo, por que les había mostrado a uno y a varios maestros sabios, pero no les había dado la comprensión para llegar a sus palabras. Era malo, por que les había regalado sus inventos, pero no la curiosidad para generar nuevos sueños. Era malo, por que les había regalado la forma de morir en paz, pero no les había explicado como hacerlo.
Un día conocí a un hombre que era malo. En su tumba dejé una rosa y hablé con él. Y supe por qué era malo. Por que en silencio y luego de visitarlo miles de veces, me había regalado el secreto de la inmortalidad; pero no me había dado, la forma de llegar a ella.
Un hombre caminaba por una calle casi desierta de un pequeño poblado, sabía que el tiempo se agotaba, pero él continuaba con su andar tranquilo.
De repente, se topó con un soldado desprevenido que estaba apostado cerca de una pescadería. El soldado lo reconoció enseguida por la descripción que le habían dado del hombre, y por las preguntas que había realizado a los pocos que lo conocían. Sus miradas se cruzaron, pero no hubo ninguna tentativa por parte de ambos de salir a la carrera ni de hacer ningún movimiento brusco.
Solamente se reconocieron...
El soldado caminó tranquilamente hacia el hombre y le dijo: - me han comentado que usted anda a la carrera como si fuera un prófugo... ¿Es así...?
-Si señor- le contestó tranquilamente el hombre.
-¿Y porque razón esta usted caminando tan rápidamente? -le preguntó el soldado
-Porque alguien está tratando de que yo no llegue a mi destino…
- Y disculpe... ¿Adonde va usted...?
-Al desierto... señor.
-Pero... ¿Al desierto?... ja, ja -rió por lo bajo el soldado-; Pero… ¿Para que va al desierto señor?, si en este lugar usted tiene agua fresca, y sombra, ¿Por qué razón iría usted a pasarla mal al desierto?-
-Porque tengo que encontrarme con un viejo amigo -dijo el hombre tranquilamente...
-¿Con un viejo amigo?- preguntó extrañado el soldado.
-Si señor, con un viejo amigo que ha venido desde lejos para verme, ahora si me discul...
-¡Pero hombre por favor! -lo interrumpió el soldado-, ja, ja… no es necesario que ande a la carrera entonces, porque no duerme un poco, y mañana reemprende su marcha, y yo le aviso a mis compañeros que usted es mi invitado, así usted descansa bien.
- Le agradezco su ofrecimiento y cuidado señor, pero me urge llegar a destino lo antes posible- respondió el hombre.
-Pero mire usted señor... caminante, -insistió el soldado-, si usted quiere, le puedo ofrecer mi tienda para descansar... ¿Hace mucho que no prueba alimento?-
-Hoy almorcé señor, gracias.
-Pero de seguro tiene un poco de hambre... ¿no?
- No mucho señor, gracias-
- Pero... ¿en realidad usted se va al desierto?- preguntó nuevamente el soldado rascándose la barbilla.
-Si señor, y no cuento con mucho tiempo, si me disculpa, tengo que seguir con mi camino- dijo el hombre
- Pues muy bien, señor, si así usted lo desea, váyase al desierto, pero le digo que aquí yo le estoy ofreciendo agua, cobija, y una noche tranquila, se lo ve agotado... ¿seguro que no quiere descansar...?
-No señor muchas gracias -dicho esto el hombre reemprendió su marcha-.
El soldado lo vio partir tranquilamente, mientras que se rascaba la cabeza en señal de no entender al pobre hombre.
"¿Al desierto?" pensó nuevamente el soldado. ¡Ja, ja, ja, ja...!, pero su risa se fue apagando de a poco, mientras veía al hombre alejándose
-No importa -murmuró el soldado, mientras que se le iluminaban los ojos con un extraño destello rojizo... -no importa Jesús de Nazaret, no importa Mesías… Hijo de Dios... todavía me quedan treinta y nueve días con sus noches... para ver quien de los dos es el más fuerte...
Y dicho esto, el soldado se esfumó en el aire, en forma de un pequeño tornado en dirección al desierto.
Ver, como ven los niños, las cosas, el destino y lo que en la íntima soledad del alma tiene su explicación; expiar las culpas de lo no logrado y lo no alcanzado para disfrutar del simple hecho de viajar a través de la vida; así deseo que sean mis ojos. Reinventar la libertad como la vive el ave, y jurarle a mi camino que este instante es toda mi vida porque jamás sé cuando me iré, así deseo que sea mi alma. Dibujar una nueva madrugada en el ocaso de mi vida como lo hace el cielo y saborear la victoria sin que nadie me detenga como lo hace la lluvia; así, deseo que sea mi mente. Dejar que mi esfuerzo talle mi carácter como lo hace el león y vagar con mi esperanza hacia otros destinos como lo vive el navegante, así deseo que sea mi conciencia. Que no existan distancias entre lo imposible y lo común como lo hacen los ángeles, y dormir en la sentencia de que cada segundo de mi vida es un segundo para tomar decisiones que cambiarán mi hoy, mi mañana y la vida de aquellos que alguna vez oirán algo de mí, aún, cuando yo ya haya pasado, como lo hace el viento; así, deseo que sea mi vida. Ver como ven los niños; así deseo, que sean mis ojos...
Déjenme soltarme, aunque mis manos luego busquen a tientas esas ambiciones que nunca alcanzaré. No me priven de esconder de mis labios las palabras más incorrectas para hablar luego las palabras grandes y transparentes; ésas donde la verdad se esconde. Déjenme en soledad ante mis fantasmas pero no se alejen de mí. Átenme a mis errores porque con ellos trazaré mis caminos, pero no me juzguen durante mi tiempo de aprendizaje. Vean mis pasos y cuéntenlos si así lo desean; más, no escriban sus argumentos sobre mis huellas errantes porque cada cual plasma su destino. Ríanse y destrocen con sus comentarios mis alas, pero siempre me verán desplegándolas donde se alza el viento que me lleva al cielo que siempre he soñado. Tomen mis manos y si quieren protejan mi cabeza, pero no cubran mis ojos de los errores porque sé que cuando ya no exista nadie que me cobije, no habré aprendido nada valioso, si no he errado y contado a mansalva mis heridas. Déjenme fallar cuanto pueda y por el tiempo que sea necesario, pero no aplaudan mi insensatez ni mi ignorancia porque jamás querré que aquellos a quienes amo o amaré se vuelvan contra mí, y me transformen en carne de desperdicio. Pero… ¡hay de mí si se vuelven como yo! Preferiría que mi cabeza sea estacada y paseada frente a todos aquellos que optaron por vencer sus limitaciones sin saber si algún día llegarían a buen puerto.
Contemplen mis movimientos más desacertados, pero jamás me digan que deje de caminar.
A nadie creeré cuando me digan que la muerte por mis propias manos es muestra de valentía y una digna solución a todos los problemas porque sabré que no es verdad, y jamás lo será, mientras miro a esos indigentes que se transforman en reyes paseando sus luchas junto a mi puerta e invitándome a unirme a sus noches de derrotas en pie, esperando una oportunidad para dar un paso hacia un nuevo desafío. Síganme en mi escalada, y vean que aún desesperado, la única verdad que sabré es la que dice que yo puedo llegar más allá de lo que otros opinan de mí porque jamás existirá en esta tierra que hoy piso, nadie que pueda decirme cuanto valgo cuando mis ojos se abran cada madrugada dispuestos a encontrar nuevos caminos. Mírenme volar entre tormentas y desconfíen de sus sentidos cuando mis alas se desplieguen como potentes y orgullosos pilares donde habitan mis palabras grabadas a fuego, hablando de todo lo que he sido, lo que soy y lo que seré. Déjenme en soledad, pero jamás dejen de guiarme, porque aunque sea único e irrepetible, en mi cielo todavía quedan muchas estrellas por contar. Vean qué difícil es mi camino, y déjenme transitarlo bajo las sombras de la intolerancia y la incertidumbre; a cambio, yo les mostraré que al final de mis pasos me verán transformado en los sueños que siempre he deseado, y seré tan grande y tan fuerte, que ni todas las sonrisas ni las alegrías del mundo cabrán en sus corazones. Déjenme vagar entre sombras, porque este es mi momento, y nunca cejaré ante los pensamientos propios o ajenos que quieran ver mi cuerpo consumido por gusanos, porque he venido a cumplir mis sueños y mis anhelos y hoy no tengo planeado visitar los cielos, sin intentar hacerlos realidad. Miren mi tiempo hablen de mi momento que ya ha empezado; y que aquellos murmuren que no he de poder hacerlo, porque las palabras de aliento son mis caminos y las palabras desalentadoras mis motivos para seguir.
Déjenme vagar como pueda, suéltenme al viento de lo nuevo y lo desconocido, porque he nacido para ser ciervo de todos, porque he nacido para ser rey de mis victorias.
Hablen de mi vuelo, hablen de mi tiempo… porque éste, es mi momento.
Pretendiendo ser lo que soñé ser, y rozando las ánimas de lo que jamás pude ser, finalmente terminé siendo víctima de mis sentimientos. Porque descubrí al fin, que mi amor no es el amor, ni mi vida la vida. Y sabiendo que faltaba poco para mi final, decidí escribir éstas líneas para que no se perdieran nunca dentro de los recovecos sombríos de mis palabras sin razón; decidí escribir antes que llegara ella y me llevara finalmente a ese lugar donde mi corazón deja de latir, o mi alma vuela por lugares encantados; decidí escribir éstas líneas antes que mis ojos se cerraran y mi cuerpo dejara por un momento ésta paz indulgente que a veces me viene a visitar. El vaso de whisky estaba inerte a mi lado, como un recuerdo de viejos tiempos que había quedado relegado a un sitio en particular dentro del territorio de mi presencia. Luego… luego todo fue recordar; recordar, que amar es algo divino, que amar es mirar a los ojos a la mujer de tus sueños siendo víctima del tiempo; y aunque su cabello ya sea gris, y su cuerpo un recuerdo del aliento de lo que es bello, sentir, que no se puede no seguir enamorado del amor que ése ser lleva dentro por ti; y dejar de lado todo lo que es de este mundo, y dejar de lado lo que se mira con los ojos y abrazar lo que se ve con el alma.
Así sentí mi amor.
Porque me di cuenta que ya era víctima de la mujer de mis sueños; esa, que había dibujado mi alma tantas veces con sus manos; y supe también, lo que era el dolor de amar y aprendí que nadie… nadie puede hablar o puede sentir amor sin antes haber conocido el dolor de entregarse sumisamente a un sentimiento tan sublime. Tomé con cuidado mi vaso de whisky y lo acerqué a mi boca, pero otro recuerdo vino a mi mente y lo volví a dejar en el mismo sitio. Sonreí, y recordé que aprendí que no se puede amar sin dolor; que todo es uno, y mi dolor en sí fue la sensación más exquisita al momento de saber que realmente mi cuerpo ya maltrecho y mi corazón murmurante, ya no me pertenecían porque se fueron el día que me redescubrí mirándola fijamente a través de la ventana de mi biblioteca; como si yo fuera un adolescente enamorado, que suda, y sonríe a medias, cuando la mujer que ama deja la estela de su perfume en todo el ambiente. Resoplé un instante; sequé el sudor de mi frente con un pañuelo. Sabía bien… que mi momento se acercaba y no quería dejar ningún bache en mis líneas. Como esa vez que supe que el hombre valiente no es aquel que enfrenta sus miedos, sino, el que aprende a reconocerlos y los embauca por un instante en la vida, porque el que es realmente valiente, sabe que los miedos nunca mueren, y enfrentarlos, es algo cotidiano que hacen muchos, miles, millones de seres diariamente cuando respiran, cuando caminan, cuando rezan, cuando duermen... Pero aquellos que reconocen sus miedos y bailan con ellos el vals de la incertidumbre son los que llevan ventaja; porque saben que realmente no son perfectos. Y saben bien, que el miedo está latente midiendo cada paso, habitando cada casa, durmiendo en cada cama. Es el mismo miedo que hoy acaricia mi sien y hace que mis rodillas se derritan. Como cuando caminé desfalleciendo hasta estar cerca, muy cerca de la mujer de mis sueños, y entre una extraña mezcla de delirio místico y desastre natural personal, le dije que la amaba. Recuerdo ese momento como si todo el universo hubiese hecho silencio por un breve instante. Y realmente fue como el sentenciado a muerte al que le conmutan la pena, o el exhausto viajante que recibe la lluvia salvadora en el desierto. Creo que volví a tener sentimientos semejantes, pero nunca jamás iguales; recuerdo que mi cuerpo flotaba y el peso de mi corazón había desaparecido... pero el peso del amor que se había instalado en mi alma me mantuvo en tierra.
Así sentí mi amor.
Y todo pasó: el tiempo, las cosas, los hijos, los trabajos, los amigos, los lugares; y nosotros dos pasamos juntos protagonizando los papeles estelares. Y hoy, ya que mi cuerpo cambió para siempre, mi pulso firme se volvió un tornado entre mis dedos, y mis recuerdos ocupan gran parte de mi memoria, me encuentro aquí nuevamente donde todo empezó… solo, en silencio esperando que mi corazón deje de latir. El sol parecía estar yéndose a toda prisa y el cielo contenía a duras penas las nubes que querían zafarse de una vez por todas; parecía, como si Dios supiese que mis minutos estaban contados, y que mi aliento se aceleraba esperando su presencia… siempre había sido igual. Fue cuando la puerta de mi biblioteca se abrió lentamente, y la vi; con su paso cansino, sus cabellos blancos, su piel arrugada, y su mirada un poco errante. El universo quedó en silencio. Y me miró, como tantas veces lo había hecho; y ahí estaba, seguía siendo ella, la mujer de mis sueños. No pude evitarlo. Mi aliento se entrecortó, mis ojos se cerraron, mi corazón dio un vuelco, y todo mi cuerpo tembló un poco más de lo habitual.
Aquel que va perdido, es un ser doliente, un ente pacifista, que jamás se detuvo a dar batalla por lo que le parecía valedero. Ése, al que ahora le besa el cuello una gruesa cuerda que se llevará sus días, es un pendiente deudor que siempre le había pedido soluciones a su Dios y que le culpó siempre por sus fallos y por todo lo que jamás pudo obtener. Mira, pobre ser ése que ves ahí que pronto será colgado que dejó su vida y su destino creyendo en la suerte, y olvidando que cada día era un nuevo y silente camino para empezar alguna nueva historia. Quédate hijo y mira atento, a ese ser que pronto se irá, el cual prontamente se dejó caer en los brazos de un azar lujurioso, y le pidió a gritos a los elementos que le construyeran una casa, le formaran un hogar, y le regalaran amores adonde él fuera; mira atentamente y ahora susurrando te digo, que éste que pronto será ciego de todo dolor y caminos, fue un señuelo para la nada y un criadero de dudas. No hay paz he de decirte, en un ser que sabe que los tiempos pasan a su alrededor mientras se sienta a esperar esas promesas que se hacía cuando era niño; no existe reflexión alguna que se equipare a aquel que reconoce sus heridas y las atiende cuando aún son heridas y no, recuerdos que luego traerán resentimientos y perdición. Reza ahora hijo por éste que pronto será un ejecutado de historias que es el que lleva esa gruesa cuerda alrededor de su cuello; y no veas quién es, porque lleva tu rostro, mi rostro, y el de aquel que supone que vivirá para siempre caminando bajo senderos soleados. Entonces te digo, que él tiene todo tu tiempo en sus retinas y envidia de ti lo que jamás obtendrá; y tú, tienes toda su voz y relatarás este día como el momento en que has visto la diferencia entre ser ave o viento. Mira hijo que cada nudo que tiene esa cuerda es atado por tus manos, por mis manos, y no, por las manos de dioses, demonios, ángeles ni entes que merodean por ahí... no alucines hijo por ahora, ya tendrás tiempo de eso. Por ahora has silencio, y sólo mira a aquel que va perdido, envidiando de ti, lo que jamás volverá a vivir...
Desde algún lugar obsecuente con mis pormenorizados temores, me voy quedando ajeno a toda vigencia de lo que es leal a mis sentimientos; entonces, violo los dictámenes más certeros que me hicieron un hombre acaudalado de felicidades y me entrometo en los caminos de las vivencias fugaces aletargadas por esos yerros que dejan el paladar dulce y el corazón vacío.
Voy entonces dije, a romper esos encantamientos que supieron ensoñarme en novelas de amores escondidos que luego no eran tales sino, un destino mal dibujado, por esos amores que no sabían amar y esos corazones que se estaban entrenando para saber querer luego de descartar los desintereses de los cariños. Abrí los ojos creo, y me encontré con otras historias inverosímiles y tan cercanas a mis quejas de caminos no atinados, que de tanto repetirlas se me hacían harto cercanas y hasta palpitantes de desasosiegos y vacías de toda solución.
Y me senté...
Me senté dije, en la acera de estos recuerdos que se fueron quedando ebrios y descontentos de perder a sus mismos recuerdos; estos recuerdos, que se volvieron puertas oxidadas y despintadas, tiovivos destartalados y solitarios; ancianos solos, en el invierno de una plaza vacía. Y fue dije, que me horroricé de llevar tantas miserias activas en mi memoria, y di cuenta de estas armadas estrategias que se erigían como templos para mis lágrimas en las lloviznas de mis palabras sin sentido, que iban implorando un poco de piedad a esas decisiones que ya no pude deshacer. Y me senté... a esperar que el tiempo se llevara un poco de este viento que hoy me trae las buenas nuevas ajenas que mis recuerdos no quieren escuchar, y que mis obligadas sonrisas no quieren festejar. Creo que los últimos que me vieron, me advirtieron empacando mis lágrimas para llevarlas a otras tierras y envolviendo mis alegrías para repintarlas cerca del mar.
Fue creo... que me senté a esperar, lo que jamás llegaría y decidí escaparme de esos vientos, que me traían recuerdos ajenos, que mis recuerdos atónitos de encontrarse siempre en el mismo sitio, no podían soportar.
...Es viento, ahora que mis manos venosas y marchitas se entregan al compás de la locura, que escucho las voces de la oscuridad; que me llaman, que me nombran, y me dicen que falta poco para que esas caricias que ya me han abandonado, vuelvan a mí, como vuelve el mar solitario a contarle a las rocas, que vio un ave aventurera cerrar sus alas en pleno vuelo, y con paz, se dejó caer por que todo ya estaba hecho y cumplido.
Miren nubes mi andar errático que marca la única perdición que encuentro dentro de mí, que me detiene y me obliga a quedarme sentado junto a estos fantasmas de ojos negros, que con temor, miran los desperdicios de sus recuerdos y se preguntan dónde se encuentran; miren nubes, que ya escucho esas buenas nuevas que canta el rocío, y me dicen que quizás un día la niebla me envolverá y me posará sobre un relámpago, y juntos recorreremos el mundo, dejando tras de sí, solamente una luz de colores repleta de misterios. Lugares que he andado, ahora que mi boca vacía de dientes está y mi lengua se ha dormido para nunca más despertar, es que comprendo que yo los moldeaba y les daba vida y no, ustedes, lugares, a mí. Sitios ajenos a mi presencia por donde he dormido, trabajado; por donde mi sombra aun se pregunta adónde me he ido; lugares, ya no me aprisionen y no retengan mis recuerdos ni mis cosas ni mis ganancias, por que ya ven, que aquí, desnudo, entregado y solo, iré a bañarme de luz, a reír todas las alegrías y a llorar todos las yerros; lugares, váyanse sin mí, que lo que ustedes tienen, no me sirve para pagar las deudas que ahora tengo con esos, que no sé por qué, se aparecen en mis sueños y tocan mi rostro por las noches para que no los olvide. Amores sexuales y fiestas sin control que aún me hacen reír al recordarlas, sé que todo fue mágico para remendar algunas soledades y algunos espacios en mi vida; me despido ahora sabiendo que no todas las olas mojan el alma aunque pertenezcan al mismo mar. Espacios, mundo, abismos cavernas y misterios; perdónenme si no los he recorrido por completo, es que siempre fui temeroso de dejar mi espacio... y ahora que lo dejo, río y lloro, al saber que mi espacio era el mundo. Ángeles centinelas que ahora me espabilan, y me sorprenden con sus historias; no dejen que parta sin antes devolverle al viento todas sus historias y secretos; no dejen que me vaya sin retornarle a mis caminos todos sus pasos y sus sinsabores; centinelas que ahora me espabilan, que me llaman, que me nombran y que me dicen que todo está presto para traspasar algún umbral... no me dejen partir, sin agradecer todos los alientos y perdonar todas las heridas
...Es vida, que ahora me pregunto: ¿Esto es la muerte?
Y me vuelvo niño, y ya me hago invisible como antes, y digo adiós a todos mis equipajes y me voy a pedirle al mar, que me lleve sobre sus olas, por que quiero ser como esa ave, que un día cerró sus alas en pleno vuelo, y se dejó caer en paz; por que todo, estaba hecho y cumplido.
En algún silencio, fue que se ha escondido el secreto de mis visiones y pasiones, y hecho eso, se quedó dormido en un rincón de mi hogar para sucederme y perderse en mis días y a fin de cuentas, acertar al que venía después de mí, para que fuera feliz y pudiera disfrutar de mis valores y decisiones. Fue que en algún silencio, se quedó grabado un santiamén de mis dudas y una eternidad de mis convicciones; y luego, se fue a navegar entre mares de otros mundos, lejos de mí, lejos de aquí, y no fui más que un espectador gris de un nuevo mundo que sabía jamás vería. Renegado de supuestos y faltante de certezas, me adueñé de algunas explicaciones y escapé de mis lugares para recorrer el planeta y comprender los momentos que se rejuntaban en mi conciencia... Y encontrando los cielos sólo pude comprender los infiernos, y ganándolo todo, solamente pude comprender la escasez. Fue que amando la vida vislumbré la verdadera muerte, y hundiéndome en orgías de amores, comprendí las melodías de la soledad. Y encontrando leyendas encontré algunas historias y despilfarrando sonrisas fue que albergué la verdadera tristeza en mis labios. Encontrado a Dios fue que supe la verdad de mi naturaleza y forjando un camino, encontré la explicación de todo lo creado y lo que se avecinaba en materia y aún dormía en los pensamientos de los que ven antes de parir la verdad. Y supe... Que las distancias son sólo pasos y lo imposible sólo una palabra antes de obtener; fue que diluviando entre lágrimas comprendí la grandeza de la felicidad, y conjeturando caminos que se atrevían a desafiarme, encontré la verdadera aceptación de lo que era la libertad. Es que creo que una tarde y en algún silencio, fue que se había escondido el secreto de mis visiones y pasiones, y hecho eso, se quedó dormido en un rincón de mi hogar; entonces, lo desperté lentamente y me dije que ya no deseaba ver pasar la vida... entonces abrí la puerta, y me fui a recorrer el mundo con él a mis espaldas y una esperanza que se abalanzaba como un torrente de nuevas cosas, que sólo eran para mí; y fue que comprendí entonces la verdadera noción de lo que era una decisión, di un paso, y cambié mis días y mi vida... para siempre.