Autor: © Jesús Alejandro Godoy
En algún silencio, fue que se ha escondido el secreto de mis visiones y pasiones, y hecho eso, se quedó dormido en un rincón de mi hogar para sucederme y perderse en mis días y a fin de cuentas, acertar al que venía después de mí, para que fuera feliz y pudiera disfrutar de mis valores y decisiones.
Fue que en algún silencio, se quedó grabado un santiamén de mis dudas y una eternidad de mis convicciones; y luego, se fue a navegar entre mares de otros mundos, lejos de mí, lejos de aquí, y no fui más que un espectador gris de un nuevo mundo que sabía jamás vería.
Renegado de supuestos y faltante de certezas, me adueñé de algunas explicaciones y escapé de mis lugares para recorrer el planeta y comprender los momentos que se rejuntaban en mi conciencia...
Y encontrando los cielos sólo pude comprender los infiernos, y ganándolo todo, solamente pude comprender la escasez. Fue que amando la vida vislumbré la verdadera muerte, y hundiéndome en orgías de amores, comprendí las melodías de la soledad. Y encontrando leyendas encontré algunas historias y despilfarrando sonrisas fue que albergué la verdadera tristeza en mis labios. Encontrado a Dios fue que supe la verdad de mi naturaleza y forjando un camino, encontré la explicación de todo lo creado y lo que se avecinaba en materia y aún dormía en los pensamientos de los que ven antes de parir la verdad.
Y supe...
Que las distancias son sólo pasos y lo imposible sólo una palabra antes de obtener; fue que diluviando entre lágrimas comprendí la grandeza de la felicidad, y conjeturando caminos que se atrevían a desafiarme, encontré la verdadera aceptación de lo que era la libertad.
Es que creo que una tarde y en algún silencio, fue que se había escondido el secreto de mis visiones y pasiones, y hecho eso, se quedó dormido en un rincón de mi hogar; entonces, lo desperté lentamente y me dije que ya no deseaba ver pasar la vida... entonces abrí la puerta, y me fui a recorrer el mundo con él a mis espaldas y una esperanza que se abalanzaba como un torrente de nuevas cosas, que sólo eran para mí; y fue que comprendí entonces la verdadera noción de lo que era una decisión, di un paso, y cambié mis días y mi vida... para siempre.
Fue que en algún silencio, se quedó grabado un santiamén de mis dudas y una eternidad de mis convicciones; y luego, se fue a navegar entre mares de otros mundos, lejos de mí, lejos de aquí, y no fui más que un espectador gris de un nuevo mundo que sabía jamás vería.
Renegado de supuestos y faltante de certezas, me adueñé de algunas explicaciones y escapé de mis lugares para recorrer el planeta y comprender los momentos que se rejuntaban en mi conciencia...
Y encontrando los cielos sólo pude comprender los infiernos, y ganándolo todo, solamente pude comprender la escasez. Fue que amando la vida vislumbré la verdadera muerte, y hundiéndome en orgías de amores, comprendí las melodías de la soledad. Y encontrando leyendas encontré algunas historias y despilfarrando sonrisas fue que albergué la verdadera tristeza en mis labios. Encontrado a Dios fue que supe la verdad de mi naturaleza y forjando un camino, encontré la explicación de todo lo creado y lo que se avecinaba en materia y aún dormía en los pensamientos de los que ven antes de parir la verdad.
Y supe...
Que las distancias son sólo pasos y lo imposible sólo una palabra antes de obtener; fue que diluviando entre lágrimas comprendí la grandeza de la felicidad, y conjeturando caminos que se atrevían a desafiarme, encontré la verdadera aceptación de lo que era la libertad.
Es que creo que una tarde y en algún silencio, fue que se había escondido el secreto de mis visiones y pasiones, y hecho eso, se quedó dormido en un rincón de mi hogar; entonces, lo desperté lentamente y me dije que ya no deseaba ver pasar la vida... entonces abrí la puerta, y me fui a recorrer el mundo con él a mis espaldas y una esperanza que se abalanzaba como un torrente de nuevas cosas, que sólo eran para mí; y fue que comprendí entonces la verdadera noción de lo que era una decisión, di un paso, y cambié mis días y mi vida... para siempre.
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