(INVOCACIÓN)
a la vera de un arroyo donde se reflejaba la silueta danzante de la luna, levantó su mirada a las estrellas y aulló por vez primera.
-¿Pero qué diablos haces? -lo increpó un búho desde la rama de un abedul-
-Lloro por lo que vendrá -le respondió, y mirando la luna agregó-: porque cuando llegue a mí, no me detendrán mis lágrimas, ni mi pesar, sino, que usaré esos malos momentos para invocar nuevos intentos y seguir en mis caminos-.
El ave lo escuchó en silencio. Cerró los ojos y nada dijo mientras el lobo blanco lloraba.
-¿Pero qué diablos haces? -lo increpó un búho desde la rama de un abedul-
-Lloro por lo que vendrá -le respondió, y mirando la luna agregó-: porque cuando llegue a mí, no me detendrán mis lágrimas, ni mi pesar, sino, que usaré esos malos momentos para invocar nuevos intentos y seguir en mis caminos-.
El ave lo escuchó en silencio. Cerró los ojos y nada dijo mientras el lobo blanco lloraba.
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